• Pregunta: ¿Cómo podemos cuidar nuestro cerebro?

    Preguntado por jimmyteam a Raquel el 4 Nov 2017.
    • Foto: Raquel

      Raquel contestada el 4 Nov 2017:


      Creo que es una de las mejores preguntas que me han hecho. Siento si la respuesta es demasiado larga.

      Nuestro estilo de vida en ocasiones, determina muchas dolencias que pueden evitarse: el estrés, la hipertensión, el colesterol, la obesidad…etc, derivan a menudo no solo en accidentes neurovasculares, en ocasiones, una simple cefalea tiene origen en un día cargado de estrés y ansiedad, un espectro de dolencias, de ahí que lo debamos tener en cuenta.
      Para cuidar nuestro cerebro debemos:
      1. Cuidar nuestra reserva cognitiva: todo lo que hemos vivido, experimentado e incluso sufrido forma parte de nuestro “almacén cerebral”, son recuerdos que lo edifican aportándole unos cimientos sobre los que crecer y donde acudir en busca de recuerdos, emociones, ahí donde aprender y tomar decisiones cada día en vista de todo lo vivido. Es lo que suele llamarse reserva cognitiva. A mayor reserva mayor protección contra el envejecimiento prematuro. De ahí la importancia de experimentar, de aprender cosas nuevas cada día.
      2. Cuidar nuestra alimentación: el cerebro es un órgano que requiere mucha energía, de hecho él solo necesita de un 20 a un 30% de las calorías que ingerimos. Pero eso sí, debemos evitar consumir demasiadas grasas y aún menos alimentos industrializados, ya que ellos dificultan a largo plazo el mantener una buena salud cerebral. Los nutricionistas recomiendan los siguientes elementos químicos que podrás encontrar en los alimentos recomendados: Triptófano: básico para el aprendizaje (se encuentra en alimentos como pescado, huevos, frutos secos, plátano, piña y aguacate). Colina: esencial para la transmisión de los impulsos nerviosos a los músculos (soja y huevo). L-glutamina: sirve para construir ácido gamma-aminobutírico (GABA) en el cerebro, nos ayuda a tener buen humor y sentirnos mejor (semillas de ajonjolí y girasol). Flavonoides: básicas para la sinapsis de las neuronas, reducen el envejecimiento neuronal y mejoran la memoria (alubias, chocolate y vino tinto). Vitamina E: es esencial, nos ayuda en la actividad neuronal y previene la oxidación de las membranas neuronales (curry, espárragos, aguacate, nueces, cacahuates, aceitunas y aceite de oliva).
      3. Actividad física: hay estudios que nos dicen que el ejercicio físico previene o retrasa enfermedades como el Alzheimer o el Párkinson. Basta con andar una hora al día, pasear en bicicleta, practicar natación o realizar cualquier actividad diariamente para mejorar la conexión de nuestras neuronas.
      4. Manejar mejor las emociones: nuestro estilo de vida, nuestras obligaciones diarias, la presión, la ansiedad…etc, nos llenan de toxinas y bloquean el buen funcionamiento del cerebro, los tejidos se oxidan y a largo plazo el cerebro envejece prematuramente. De ahí la importancia de tomarnos las cosas con calma, de priorizar los pensamientos positivos.
      5. Socialización: disponer de una buena socialización donde amigos y familiares están a nuestro alrededor aportándonos experiencias, diálogo, apoyo, estímulos, ilusiones, proyectos e ilusiones Hace que nuestro interés por la vida sea mayor, que nuestro cerebro “se nutra” de esos otros alimentos que hacen que su arcón de experiencias sea cada vez más grande, su reserva más fuerte y poderosa para mantener nuestro cerebro joven y en forma.
      6. Descansar al menos de 7 a 8 horas: el descanso es fundamental para el cuerpo y el cerebro, es más, éste último lo requiere en especial para poder realizar sus tareas, tales como organizar recuerdos, experiencias, almacenar, catalogar, ordenar… El cerebro está muy activo por las noches, pero solo llevará a cabo sus funciones si nosotros estamos sumidos en un buen descanso.
      7. Estimulación cognitiva: a parte del ejercicio físico, tu cerebro requiere su propia actividad y sus propios retos diarios con los que aportar “aceite” a sus engranajes, pequeños retos con los que mantenerlo joven y en buen funcionamiento para las necesidades de cada día. ¿Qué tal si echamos una partida de ajedrez con una amigo o un familiar? ¿Realizamos un crucigrama o un sudoku? ¿Y si leemos un libro? Son pequeños actos y pequeños desafíos que alimentan y cuidan nuestro cerebro.

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